Le han realizado una cirugía para quitarle las hemorroides. Las hemorroides son venas hinchadas dentro y fuera del ano que son causadas por ejercer demasiada presión en el ano. Esto se debe a un esfuerzo excesivo por estreñimiento o por la presión durante el embarazo. La recuperación después de la cirugía puede demorar unas semanas o más.
Cuidados en la casa
Usted puede experimentar algo de sangrado, secreción o comezón por un tiempo corto después de la cirugía. Esto es común. Una vez que esté en su casa asegúrese de hacer lo siguiente:
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Tome los analgésicos recetados en horario según las indicaciones. No omita dosis ni espere a que el dolor empeore, ya que entonces puede ser más difícil de aliviar.
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Tome baños de asiento. Llene una bañera o un recipiente para baños de asiento con tres pulgadas de agua tibia y siéntese allí durante 10 a 20 minutos, un par de veces al día y luego de cada evacuación.
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Evite forzar la evacuación (defecación). El esfuerzo aumenta la presión sobre el ano, que a su vez provoca hinchazón.
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Prevenga el estreñimiento:
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Use un laxante o ablandador de heces según le indique el proveedor.
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Coma más alimentos que contengan fibra. Por ejemplo, granos integrales, frutas y verduras.
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Beba mucho líquido.
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Evite levantar objetos pesados o hacer actividades intensas durante una o dos semanas.
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De ser necesario, use supositorios y compresas, los cuales pueden ayudar a aliviar los síntomas.
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Evite conducir hasta que se pueda sentar y mover sin sentir dolor. Pídale a alguien que lo lleve a sus citas médicas, de ser necesario.
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Adopte buenos hábitos de evacuación. No ignore la necesidad de evacuar, pero evite pasar demasiado tiempo en el inodoro.
Seguimiento
Programe una visita de control con su proveedor de atención médica, o según lo que se le haya indicado, para que revise cómo está sanando. Esta visita probablemente será entre una y dos semanas después de la operación.
Cuándo llamar al proveedor de atención médica
Llame a su proveedor de atención médica de inmediato ante cualquiera de los siguientes síntomas:
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fiebre de 100.4 °F (38 °C) o más alta, o según le indique el proveedor;
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escalofríos;
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gran cantidad de secreción o sangrado del recto;
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problemas para orinar;
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no evacua los intestinos por más de 48 horas.
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